La Iglesia y sus feligreses… “Breve que te quiero breve”

Las cosas de mi país a veces me sacan de quicio. Hoy vi en varios medios como un grupo de personas protestaban, mientras el presidente Fernández daba formal inauguración a un Instituto Técnico Superior en la comunidad de San Luis.

Es bonito verlos de manera irracional protestar porque un presidente no ha podido concluir una obra que a mi entender no es prioridad cuando en este país hacen falta muchos centros como el que en ese momento se inauguraba, así como también ampliar la inversión en educación para lograr la calidad necesaria para el sistema.

Al ver esta protesta, llega a mi mente el escritor John Pollard escritor del libro “El Vaticano y sus Banqueros” o más bien los estados financieros que desde 1981 el Vaticano acostumbra a publicar. ¿Cuántas huelgas le han hecho a los papas en demanda de construcción de iglesias? ¿Dónde están las protestas a las autoridades eclesiásticas de la República Dominicana por el abandono de sus estructuras? ¿A caso solo es responsabilidad del Estado la construcción de templos para alabar el señor? ¿Dónde está el compromiso con los que con su dinero entregan el diezmo al glorioso vaticano?

Mucho han avanzado estructuras y las políticas financieras del papado hoy día, una institución que se ha despojado de los últimos vestigios de poder temporal y se ha convertido en una institución burocrática, con un alcance diplomático cada vez mayor, ejerciendo un control cada vez más rígido, centralizado e indiscutido sobre la Iglesia católica romana mundial y que exhibe grandes riquezas en sus templos sagrados.

¿Saben estos feligreses que se hace con el dinero que se entrega a la Iglesia y que se conoce como el Óbolo de San Pedro? Por este concepto el Estado de la Ciudad del Vaticano recibió la suma de US$67 millones y a su vez reportó una ganancia de US$30 millones gracias a las buenas ventas de entradas para sus museos.

Entonces yo pregunto, si el vaticano reportó en el 2010 ingresos de hasta US$346 millones, ¿En qué se usan? ¿Atendiendo al Papa? ¿Ni un chele para aportar en la construcción de sus espacios de alabanzas? Así no se hace patria. El estado tiene el compromiso de ayudar a construir estas edificaciones, pero sus obligaciones van más allá, debemos ser un poco más sensatos.

Reitero ¡Dotar el mundo de espacios para alabar al señor también debe ser responsabilidad de los millonarios que viven en el vaticano!

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