
Para los del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, principal organización política de oposición del gobierno y el PLD la situación es mucho peor. Hoy vemos un partido y un candidato que al parecer durante casi 8 años han estado durmiendo o como popularmente diríamos en “belén con los pastores”. Esta es la hora y el día en la que no han podido presentar una sola propuesta de gobierno frente a todas las demandas y críticas que estos le han señalado a la actual administración del Presidente Fernández.
Desde nuestra óptica hemos visto un candidato que no ha podido siquiera conectar el discurso escrito por sus asesores con las ideas planteadas de su mente al momento de pronunciar sus discursos, véase el tema de la “tarjeta solidaridad”; una cosa es lo que está escrito, otra es lo que expresa cuando trata de ampliar sobre el tema. Recientemente tenemos el caso de los señalamientos realizados al honorable Senador del Distrito Nacional y presidente del Senado de la República Reinaldo Pared Pérez y que posteriormente desmintiera.
Reconocer es de hombres grandes y en nuestro caso, debo admitir que la táctica aplicada por los asesores de Mejía para la contienda interna de ese partido fue efectiva. Vendieron la imagen perfecta de un hombre que aspira a dirigir el estado, pero lo enmudecieron, no le permitían hacer largos discursos y cuando de hablar se trató, sus palabras o disertaciones eran muy producidas. Hoy el escenario planteado es nuevo, aunque los asesores han preferido que fuera el candidato a Vice quien asumiera el compromiso de articular los discursos no han podido controlar las tantas declaraciones vertidas por Hipólito a la prensa y muchas de estas desafortunadas para sí mismo.
Desde la antigua Grecia la oratoria fue utilizada por los reyes como un arma de persuasión para mantener en control a los pueblos. Hoy día en el mundo de la política sigue siendo una de las armas más importantes y esta debilidad debe ser atendida prontamente por quienes al parecer 4 años de gobierno no fueron suficientes para acumular experiencia y casi 8 años de oposición no han sido una suficiente lección.