Reflexión: Vivir en ganancia, para morir en victoria…

Hoy quiero hablarte a ti mi querido amigo y hermano, si a ti, que te tomaste tu tiempo para leer mi pasada Reflexión Dominical titulada Carta abierta; en la que te invitaba a leer y escuchar la palabra del señor, a que te dieras la oportunidad de tener una relación con él y conocerle. En esta ocasión quiero compartir contigo un poco de mi experiencia, hablarte un poco de mí.

Toda mi vida, hasta los 32 años, la viví de espaldas a Dios. Muchas puertas fueron abiertas, inmensa cantidad de caminos me fueron mostrados tan solo para hacerme llegar hasta su presencia, conocer su grandeza y recibir su bendición; a todas estas oportunidades me negaba. Mi niñez, adolescencia y juventud, preferí vivirla ignorando que fuimos llamados a creer en Dios y tener fe en él y creer en el poder de su obra en nuestras vidas.

Y es que muchos preferimos ignorar el buen siervo que llevamos por dentro, de corazón grande y noble, para amar a unos y a otros como Dios amó su iglesia; y en el peor de los casos, preferimos tapar nuestros ojos en lugar de abrirlos y darnos cuenta que hay cosas que no permiten que nos acerquemos a nuestro verdadero propósito en la vida y pactemos con y para Dios.

Durante muchos años preferí vivir de espalda a nuestra realidad, no quise reconocer que tenemos un Dios vivo y perfecto, que todo lo que toca maravillosamente lo restaura. Ignorando cada oportunidad que la vida me ponía por delante, no comprendía aquello de que nada había sucedido por casualidad en nuestras vidas.

Con el tiempo aprendí que no podía seguir viviendo esa vida carnal que llevaba y que no debía negarme a la oportunidad de conocer eso a lo que me había negado siempre. Hamlet, en ese tiempo mi amigo, hoy mi hermano en Cristo, un día me había invitado a escuchar la palabra; y fue entonces cuando todo habría sido distinto, en mí ya empezaba a conocer el verdadero significado de la vida. Mis días y noches, entre trabajos y el tiempo de la familia a partir de ese día habían encontrado otro sentido y valor. Desde entonces, no hago más que buscar el camino de cumplir cada misión que me coloca Dios, para sin descanso, encontrar el camino hacia ese propósito que tiene para con cada uno de nosotros, para vivir en ganancia y morir en victoria.

No conozco a alguien que no haya sufrido y llorado la partida de un familiar o amigo, quién no haya pasado por tribulaciones y/o conflictos de esos que se dan en el seno de la familia y que son provocados por las cosas que hacemos en la vida carnal que vivimos uno y otro a nuestro paso por este mundo. Todos lo hemos hecho, pero unos lo hemos asumido con angustia, otros en cambio le han enfrentado haciendo las cosas como Dios les dijo que las hicieran; es ahí donde encontramos la diferencia entre quienes creemos en Dios y quienes viven erróneamente de espaldas a él.

Dice la palabra en Eclesiastés 3 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”; y a ti querido amigo y hermano que me lees, ha llegado la tuya. En este día Dios me ha pedido que te diga que este es tu momento de dejarte tocar. No importa los problemas económicos que tengas, los problemas de salud que estés enfrentando, los conflictos de pareja que puedas estar encarando. Deja que Dios toque tu corazón y llene tu casa y tu vida con el espíritu santo, para que la palabra se haga vida en ti, porque como ella dice en Eclesiastés 3:16 “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”; es decir, no importa lo que esté sucediendo o haya sucedido en tu vida carnal, deja entrar a Dios y veras como todos tus problemas encuentran solución en la sabiduría que da Cristo por medio a su palabra.

Así como Dios tocó la vida de Hamlet, tocó la mía. Con el tiempo hemos visto parte de su obra en nosotros, desde entonces no hemos hecho otra cosa que pelear nuestra buena batalla, pasando cada prueba apegados a él, su palabra y cultivando nuestro fe; esa lección quiero dejarte el día de hoy en esta reflexión dominicanal. Dice la palabra en San Mateo 11:28 “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” y es lo que hemos hecho, date una oportunidad y empieza a vivir tu vida como Dios quiere que tú la vivas, date la oportunidad de que la palabra de Dios se haga vida en ti y verás un nuevo amanecer y atardecer.

Recuerda que parte de nuestro propósito en la vida es servir a Dios y si a él no servimos, siempre habrá un enorme vacío en nuestro corazón y es tiempo de que llenes tu corazón con todo lo que Dios tiene para ti.

Espero que hayas disfrutado esta lectura y que la misma pueda llevarte a una reflexión sana en tu vida, que optes por darte una oportunidad de tener una relación con Dios y que este restaure tu vida. No olvides al concluir este texto mirar a tu alrededor y bendecir a quien está a tu lado, cuéntale que hoy te han hablado de Jesús y compártele estas letras; invitadle a que juntos encuentren ese propósito que tiene Dios para sus vidas y no olviden que dice la palabra que donde estén dos o tres reunidos en su nombre, ahí estará él.

Si te has dado la oportunidad de leer este texto, levanta tus manos al cielo, que tu voz sea escuchada hermano mío, porque esto no lo has leído solo, lo hemos leído tu y yo juntos, y ahí a donde estas, a tu lado, esta Jesús, porque nos reunimos en su nombre por medio a esta lectura, aunque virtualmente y él espera por ti, quiere entrar en tu vida, tocar tu corazón ¡Ábrele, que tu tiempo es ahora!

Dios te bendiga, feliz domingo.

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