Hace tan solo unas horas que se publicó en la mayoría de medios de comunicación de nuestro país, que un agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte, AMET, en un gesto definido por algunos como “heroico”, devolvió un sobre con RD$100 mil pesos en efectivo a su propietario, que según versiones, había sido retirado de una sucursal bancaria.
De inmediato inició la comedia, director de AMET, general Juan Gerónimo Brown Pérez, anunció que “ese miembro sería reconocido por su honradez y buen comportamiento”, por otro lado, el propietario del dinero, ingeniero Horacio R. Álvarez, quiso premiar al agente y este se negó alegando, correctamente, que estaba haciendo lo correcto y cumpliendo con su deber.
Realmente hay que felicitar al cabo José de los Santos, sin dudas será por mucho tiempo un ejemplo que mostrar a algunos de sus compañeros, no solo AMET, sino también agentes de la Policía que no hacen más que enlodar el nombre de una institución que no se detiene un segundo en su labor de hacer de sus filas las más justas y correctas de nuestra nación.
Al cabo hay que felicitarlo, todos y todas debemos hacerlo, pero nos debe llamar a reflexión la forma y cuerpo que tomara esta noticia. Que en nuestro país un gesto de honradez sea motivo de “júbilo” y/o celebración es un hecho penoso, habla muy mal de nosotros como sociedad. ¿Estarán escasos los honestos o el mal de la deshonra es tan grande que ya a todos nos toca?
Hay mucho que pensar y reflexionar, a nosotros para nada nos asombró el gesto de José de los Santos, agente de la AMET, lo que si nos causó asombro y sorpresa, fue que como dominicanos al parecer desconocíamos que aún existían personas como él. Sin duda, esto es una demostración de que debemos construir un país donde la honestidad sea pan nuestro de cada día. Hoy día la honestidad sorprende, quizás porque los que hoy nos sorprendemos en algún momento no hemos sido honestos y eso está mal.
A dominicana hay que repensarla, cuando un acto de honestidad nos sorprende, algo anda mal, en este caso, la Patria.