Un nuevo ACROARTE nacerá

En la vida política de todo sistema asumido como democrático, así como en la vida de otras instituciones de carácter no gubernamental, las posiciones de dirección son renovadas con regularidad y por voto “popular”, al parecer la soledad del poder, la toma de decisiones pueden ser asumidas o valoradas como arbitrarias y poco democráticas, entre otras, son condiciones que al parecer las convierte en hermanitas de una misma realidad.

Al igual que en el plano político, en la esfera del arte no basta con contar unos votos para decidir a quién debemos subordinarnos los que nunca hemos sido mayoría o a aquellos cuya coyuntura no los ha favorecido.

En este patio de América, el cuestionamiento a prácticas alejada de la democracia le ha tocado a la Asociación de Cronistas de Arte; una institución no gubernamental y sin fines de lucro, que reúne a periodistas, locutores y comentaristas especializados de arte y espectáculo.

Hace unos días, el Tribunal Disciplinario de Acroarte suspendió por dos años con la pérdida de derechos y deberes dentro de la institución al periodista Joseph Cáceres, quien fuera tres veces presidente de ACROARTE. El mecanismo disciplinario también impuso la misma sanción al periodista Robert Sánchez, aunque en este caso fue por un periodo de un año.

Mucho se ha comentado al respecto en los medios de comunicación. Unos a favor, aunque silentes, y otros frenética y abiertamente en contra. Pero lo cierto es que esta decisión, de no ser revisada y ponderada nuevamente por quienes la tomaron, pudiera dar pie a un lamentable fraccionamiento de ACROARTE, sin mediar siquiera conciliación alguna.

Desde hace un tiempo se ha ventilado a forma de chisme el interés de ciertas personas asociadas o miembros de Acroarte, la formalización de una asociacion paralela a esta. Entre otros cuestionamientos, ahora se está alegando que la asociacion hoy carece de legitimidad, vigencia y transparencia para operar.

ACROARTE como organización social no había aplicado sanciones drástica en la historia reciente. Tampoco se habían registrado argumentos de cuestionamiento ético morales por mas posiciones encontradas que se susciten entre la gente del mundo del arte y espectáculo, y menos con gente del medio de la estirpe e influencia de Robert Sánchez, Joseph Cáceres y otros.

El respaldo recibido por Carlos Batista Matos y otros importantes líderes de dicha entidad, debe llamar a reflexión, la fuerza de los expulsados puede ser el empuje con el que nunca contaron aquellos que desde hace años complotan para formar una Acroarte paralela y “mejor”.

Máximo y el equipo que le acompaña deben reflexionar dos elementos. Uno es la imagen un poco borrosa en que queda la directiva actual no solo entre sus miembros sino ante toda la nación. El otro elemento es el posible resquebrajamiento o división que puede acarrear a ACROARTE la situación creada por los cuestionamiento realizados. A este punto a la directiva actual de ACROARTE corresponde la responsabilidad de velar por la unidad de la asociación y por la democracia institucional. En tal sentido en vez de sancionar debe poner en manos de sus miembros las informaciones solicitadas o un nuevo Acroarte nacerá…