Güibia remozada entre la recreación y contaminación

Día tras día soy de los que espera ver el amanecer frente a la playa mientras me ejercito. Desde las 6:00 a.m, salgo a caminar por el malecón. Mi punto de partida, Plaza Güibia, allí inicia mi indignación.

Hace años, mi querida juventud, ha tomado por hobbies el consumo de bebidas alcohólicas en lugares públicos, espacios que son utilizados no solo para ejercitarse, sino también para niños y niñas entretenerse en su tiempo libre.

Al caer la noche, estos lugares pierden la virginidad y el aire sacrosanto que dejan plasmados aquellos niños que derraman gota a gota el sudor de su energía y alegría, también se convierte en el espacio de descorche de las primeras botellas de alcohol.

Botellas vacías, vasos, plásticos, fundas de hielo, colillas, papeles, etc., son algunos de los desperdicios que vierten y contaminan las aceras y áreas verdes los jóvenes que usan estos espacios públicos para la ingesta de bebidas alcohólicas y disfrutar de sus “reuniones” o “cherchas”, sin conciencia alguna del cuidado de ese entorno y del medioambiente que legaran a sus hijos.

La contaminación amigos míos, es la alteración del estado de equilibrio de un ecosistema por la adición de sustancias que en condiciones normales, no se encuentran presentes, o que, si lo están, han aumentado o disminuido significativamente su cantidad normal.

La contaminación de las playas, vehicular, acústica, del agua, aire, suelo y hasta de desechos y basura, son algunos tipos de contaminación que producen TODOS LOS DIAS, los que sin conciencia alguna, utilizan estas plazas públicas para “compartir” con amigos y familiares, no mostrando respeto alguno por la limpieza y el medio ambiente de aquel lugar que inconscientemente profanan.

Estoy casi seguro, que más de un 90% de los que echan estos desperdicios en aceras y contenes son los mismos que duran horas y horas criticando la labor de un alcalde o cabildo que supuestamente no sabe hacer bien su tarea o que su labor no es constante como debería, en este último caso nos preguntamos si la constancia sería necesaria si contáramos con ciudadanos conscientes. Cuidemos ahora del medio ambiente.

Así como el cuidado del agua, el del medioambiente debe ser prioridad para todos y todas. Servir de ejemplo a los niños debe ser un ejercicio fundamental en la vida de cada ser humano del mundo. Los niños hacen lo que aprenden de los adultos. Cómo nos sentiríamos todos, si los vecinos o simples transeúntes convirtieran el frente de nuestros hogares y nuestras aceras en vertederos. Estoy plenamente convencido de que nos molestaría. Entonces por qué no respetar nosotros un espacio que se supone es de todos y en especial de los niños y adolescentes.

De lo que se trata es que todos aprendamos y entendamos que la isla debe ser cuidada como si fuera nuestra propia casa. Vivir y transitar en espacios sanos es el objetivo. No convertirnos en agentes contaminadores del agua, aire o suelo debe ser una meta por la que todos debemos apostar. Agredir al medio ambiente, es agredirse uno mismo y a los nuestros en el futuro inmediato.

Hagamos conciencia, aún no es tarde ciudadano. Cuidemos el medio ambiente y nuestros espacios públicos, que es lo mismo que cuidar de la tierra en la que habitarán nuestros hijos.

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