#Denuncia: Abuso infantil en el Virgilio Travieso Soto #LNB

Hace ya un tiempo que inició el torneo de la Liga Nacional de Baloncesto. Como de costumbre, cuando he tenido la oportunidad y el tiempo, he dedicado todas mis esfuerzas a apoyar, a las diferentes ligas y los atletas que forman parte de ellas, creo firmemente en el talento de nuestros deportistas.

Desde que inicié mis visitas al Virgilio Travieso Soto, he estado disfrutando cada minuto de la calidad que exhiben nuestros muchachos en la cancha al momento del juego y la organicidad de las diferentes ligas que se disputan el actual campeonato.

Sin embargo, creo que tanto al STAFF de la LNB, como a estas ligas, que con tanto sacrificio han logrado echar hacia adelante este torneo, le están haciendo coca a su buena imagen.

En tres partidos consecutivos he visto como niños han logrado entrar a la media naranja con el objetivo de «Disfrutar de los juegos», sin embargo, muchas cosas se ocultan detrás de esto. Por doquier nos encontramos con menores pidiendo dádivas a todo el vivo que se cruza, sobre todo, aquellos que aprovechan los tiempos muertos. Los menores, tal vez inteligentes o quizás influidos por mayores, no lo hacen dentro de las instalaciones donde se desarrolla el juego, sino que lo hacen en pasillos y las afueras, en las cercanías de los cordones de seguridad.

Al ver esta práctica y la hoy creciente cantidad de menores que se dedican a esto, algunas preguntas llegaron a mi mente ¿Cómo logran entrar estos niños? ¿Consiguen dinero para comprar las boletas, invierten y lo recuperan pidiendo dentro? Respuestas que hasta el día de hoy, no había encontrado.

En mis afanes por atacar un poco la fanaticada del Licey, sobre todo a mi amigo y hermano @r0c0c0, decidí ir a ver a los Titanes enfrentarse al seleccionado de los Indios de San Francisco de Macorís. En el medio tiempo, salgo al pasillo de las instalaciones para ir por unas botellas de agua, en ese momento, justo en la puerta, escucho esa voz que me dice: «Viejo dame algo» y volvieron las mismas preguntas, solo que esta vez, buscaría las respuestas.

Yo: Niño, venga acá. ¿De dónde usted es?
Niño: De María Auxiliadora. ¿Me va a dar algo?, reiteró el “menorcito”.
Yo: Mi niño ¿Cómo tú entraste hasta aquí?
Niño: Un señor me compró la boleta, respondió.

Impactado por lo que el menor expresa, lejos de conseguir mis anheladas respuestas, a las ya citadas cuestionantes que me hacía, surgieron peores. ¿Quién y por qué se las compra? ¿Le compran los tickets de entrada para ponerlos a pedir, para luego quitar lo poco que pudieron colectar?

Lo cierto es que, preocupa la situación. Todo lo planteado son conjeturas. Puede que buenos samaritanos, en busca de despertar el interés de la niñez por el deporte, estén “beneficiando” una gran cantidad de niños con estas entradas, aunque al final, estos dediquen su tiempo a pedir y no a disfrutar del juego, pero ¿Y Si las conjeturas que tengo fueran reales? ¿Y si estuvieran abusando de estos niños?

A esta situación hay que ponerle atención, pues ella puede empañar la imagen de un torneo, que hasta el momento, luce impecable en seguridad, organización y agenda.

¡Ojo, hay que proteger la niñez a toda costa!  Por cierto, un poco CARIBE (Caras) las boletas y el mercado negro, haciéndose de cuartos.

En Twitter: @AmauryReyna

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