Recordando INMORTALES

SANTO DOMINGO, DN/República Dominicana.-Este miércoles, 24 de septiembre, se cumplen 38 años del asesinato del líder revolucionario Amín Abel Hasbún.

Amín Abel Hasbún nació el 12 de octubre de 1942 en Santo Domingo. De una familia de clase media, acomodada, fue excelente estudiante y ciudadano de profundos sentimientos patrióticos.

Reconocido por inteligencia y aplicación en todos los centros donde cursó sus estudios, concluyó su carrera de Ingeniería Civil con los máximos honores Magna Cum Laude, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pero los asesinos impidieron que estuviera presente el día de la graduación.

Se involucró desde su adolescencia en la lucha política, exponiendo su vida contra el aparato represivo del dictador Rafael Trujillo a principios del decenio de los 60.

Participó en las protestas contra los seguidores del tirano que querían continuar en el poder luego del ajusticiamiento del 30 de mayo de 1961. Estuvo en las protestas del 20 de octubre de 196, en las cuales fueron ametrallados cientos de muchachos y muchachas en la Ciudad Colonial y Ciudad Nueva, en el entonces centro de la capital dominicana.

Posteriormente se integró al Movimiento Popular Dominicano, organización en la cual alcanzó un gran liderazgo y respeto, tanto de sus integrantes como del pueblo dominicano.

En 1965 participó en el intento de reconquistar el gobierno legítimo de Juan Bosch, derrocado por un grupo de civiles y militares apoyados por el empresariado, el gobierno de EEUU y la Iglesia Católica.

Cuando los constitucionalistas estaban a punto de obtener la victoria, Estados Unidos invadió la República Dominicana para tratar de preservar el dominio de los golpistas, convirtiéndose la lucha por la institucionalidad en guerra patria. En esa etapa Amín Abel Hasbún jugó un papel de primer orden, a pesar de su corta edad.

En los años que siguieron, durante la administración balaguerista, sufrió atentados y encarcelamientos, hasta que el 24 de septiembre de 1970 fue apresado en su propia casa y asesinado al bajar las escaleras, prácticamente en presencia de su esposa Mirna Santos, con su primer hijo en brazos y con su segundo embarazo.

Con su muerte dejó de existir uno de los dirigentes políticos más íntegros de la República Dominicana. Miles asistieron a su sepelio, a pesar de la fuerte represión que desplegó el gobierno de Joaquín Balaguer.

Publicado por: Clave Digital.
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